viernes, 13 de enero de 2017

Historias de aprendizaje: libres y liberadoras

Os animo a compartir lecturas narrativas de aprendizaje adolescente o juvenil que hayan generado versiones en distintos formatos y plataformas: lo que hoy se llama transmedia. Desde luego, aún más relevante es que sean capaces de inspirar a los propios adolescentes para fortalecer su identidad, comprender emociones propias y ajenas, afrontar situaciones dificiles, resolver sus propios problemas a través de la prueba, el error y, sobre todo, el diálogo.

Diarios como portafolios de la vida adolescente

Comienzo por la serie de los diarios de Carlota, escrita a lo largo de los años por la narradora Gemma Lienas, tan recomendable para chicas como para chicos, solo que, para diverger como es debido, la protagonista es femenina. Diario violeta: una historia de investigación, divertida y didáctica, sobre la lucha de las mujeres contra los prejuicios machistas. Diario amarillo: una de las mejores guías que conozco para salir (mejor que entrar) del mundo opaco del consumo de drogas, incluido el alcohol, usadas por los adolescentes para desinhibir emociones negativas... con consecuencias cómicas y desastrosas. Diario azul: recorrido por las etapas de la violencia de género en las relaciones entre adolescentes. Diario rojo: una introducción a la sexualidad temprana, que provoca en los menores el mismo miedo atávico que en los adultos, sus referentes, queramos o no. La película El diario de Carlota fue una oportunidad desaprovechada para llevar a la pantalla las tramas carlotescas de una muchacha heroica. Ojalá haya otras mejores, que no eludan la dimensión documental e inteligente de los libros originales.

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Distopías con autoras y mujeres heroínas: Ginotopías

Como era esperable por el título, me interesa la serie "Divergente" de Verónica Roth, que se ha llevado rápidamente al cine en tres entregas sucesivas: Divergente, Insurgente y Leal (Allegiance). Me parece el mejor producto de la moda narrativa y transmediática sobre las utopías futuristas que retratan las distopías del presente: un sueño convertido en pesadilla, entre las que se clasifican no solo Los juegos del hambre o V de Vendetta, sino también una ingente cantidad de videojuegos violentos y apocalípticos. El trasfondo: un mundo que ha globalizado la miseria, la guerra y el abandono de millones de refugiados, en lugar del sueño tecnológico de una vida dedicada a cultivar las aficiones, la personalidad y la diversidad, en un hábitat reconstruido por los seres humanos con amor a la vida, en general. A pesar del exceso de violencia, "Divergente" es una historia de aprendizaje que plantea dilemas éticos sobre un mundo plagado de fronteras, carcomido por la desigualdad; y confronta a la heroína protagonista, una y otra vez, con las consecuencias de sus decisiones más irracionales: la ira, el miedo, la soberbia. Me recuerda lejanamente a las grandes obras distópicas, para paladares jóvenes que no se asusten disfrutando de la lectura y sus transformaciones mediáticas: Un mundo feliz de Huxley, Blade Runner (Los androides sueñan con ovejas eléctricas, de Philip K. Dick), 1984 de George Orwell, Fahrenheit 451 de Ray Bradbury. No olvidar buenas o magníficas novelas de escritoras españolas que exploran los mundos (im)posibles de la distopía, con mucho más arte que los best-seller:
  • Rosa Montero, Temblor.
  • Laura Gallego, Las hijas de Tara. Quizá no se hayan traducido al lenguaje cinematográfico porque son narrativas demasiado poderosas: intrigantes y apasionantes de principio a fin. En suma: un género de autoras femeninas que destaca el valor de la divergencia para aprender de otras fuentes clandestinas. "Cómo salvar el mundo" dominado por imperios y religiones patriarcales, repletos de normas inhumanas, absurdas, que solo crean problemas.


Imaginación resiliente

En las vidas individuales o, mejor, personales, la imaginación es la capacidad más importante: la competencia que integra a todas las demás. Sobre todo, cada vez que una persona vulnerable: y un adolescente lo es, se enfrenta a límites existenciales como la marginación, la muerte accidental, la enfermedad terminal o la tentación del suicidio para escapar de un estigma. Creo que todas y todos hemos vivido un dolor como ese, como aquel. Recuerdo a un amigo, todavía niño, que se suicidó por efecto de la incomprensión social, sin exageración. ¿De qué manera podemos transmitir esa experiencia para que sea compartida en forma de memoria madura por nuestras hijas e hijos? ¿Cómo pueden ellas y ellos fortalecer su capacidad para reaccionar ante las situaciones límite, en el cuerpo propio o en el de otros seres amados? Unas cuantas lecciones de amor para superar el terror paralizante, mucho más sanas que los horror shows al uso, desde mi humilde punto de vista: 
- Patrick Ness, Un monstruo viene a verme, recientemente adaptada por Juan Antonio Bayona. Todavía no he visto la película. 
- John Green, Bajo la misma estrella, llevada al cine por Josh Boone con bastante eficacia narrativa. 
- Katherine Paterson, Un puente hacia Terabithia, junto a la versión cinematográfica de Gabor Ksupo. 
- El laberinto del fauno, un guion original de Guillermo del Toro, va a ser convertida en novela -al revés de lo habitual- nada menos que por Cornelia Funke.
De nuevo aprovecho para recomendar lecturas no trasladadas al cine, cuya escritura atrapa y transforma a las afortunadas lectoras y los no menos agraciados lectores en aprendices de por vida:
  • Ian McEwan, En las nubes. La escuela, el hogar y el mundo desde la perspectiva de un/a niño/a que lo vive todo como una aventura y deja volar su imaginación.
  • Jean Kwock, El silencio de las palabras. Una niña de Hong Kong emigra con su madre a Nueva York y se las ingenia para salir adelante en situaciones difíciles hasta conseguir algunos de sus sueños… como publicar una novela autobiográfica.
  • Judith Kerr, Cuando Hitler robó el conejo rosa. La narradora es una niña que tiene solo nueve años cuando se ve forzada a abandonar Alemania con su familia, el mismo día en que el Partido Nacional-Socialista (Nazi) ganó las elecciones: 5 de marzo de 1933. Al salir, deja olvidado su conejo rosa de peluche en el antiguo hogar. Es el motivo que da título a la obra: la salida de la infancia y la entrada en la vida adulta. Se cuentan las andanzas de los dos niños protagonistas y sus padres buscando una nueva vida en Suiza, Francia y, finalmente, Gran Bretaña. El estilo es vivo, sencillo e impactante.


Pandillas divergentes

Otra de las modas que se han internacionalizado en el transmedia juvenil son los grupos de adolescentes que comparten una vivencia de comunidad en la divergencia. En confrontación con las pandillas y las culturas dominantes entre los mismos jóvenes, en las aulas o en la calle, se construyen redes de ayuda mutua que permiten pasar por el trago hormonal de la adolescencia sin renunciar a la propia personalidad, ni tampoco plegarse a los prejuicios y los estereotipos de género, oscuramente machistas a pesar de su aparente brillo.
Me limito a señalar algunas novelas que han dado lugar a versiones audiovisuales:
- Blue Jeans, ¡Buenos días, princesa!, primera parte de la serie El Club de los Incomprendidos. Ha sido traducida al cine por Carlos Sedes.
- Stephen Chbosky, Las ventajas de ser un marginado (The Perks of Being a Wallflower). El mismo autor es guionista y director de la película homónima.


Colección Aprendizaje en Filmin

Una obviedad: el cine es un arte autónomo de la literatura que, a lo largo de más un siglo, ha generado lecturas inalienables e intraducibles al lenguaje escrito, aunque algunas de ellas se basaran en narrativas de aprendizaje.
Tengo que admitir, compungido, que algunos jóvenes confiesan su falta de práctica o de simple hábito para ver una película sin levantarse de la silla. Así pues, tenemos una responsabilidad específica con respecto a la valiosísima memoria cultural que nos ha legado la Historia del Cine.
Voy a citar solamente una película de aprendizaje: Las zapatillas rojas de Michael Powell y Emeric Pressburger, un musical libremente inspirado en el cuento de Andersen. El director Martin Scorsese la venera como un descubrimiento iniciático con respecto a la enorme potencialidad del lenguaje cinematográfico, cuando era un adolescente.

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Pequeña biblioteca de novelas de aprendizaje adolescente: enlace.

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